martes, 29 de diciembre de 2009


Son bonitos los abrazos dados pero sin acuse de recibo, porque entonces no son abrazos, son trampas ideadas con premeditación y alevosía asquerosa y repugnante, con el único fin de atar corto a quien supuestamente quieres. Todo es mentira, son engaños de nuestro temor a la soledad y el olvido, que no sabe o no quiere enfrentarse cara a cara con él mismo. Nadie pertenece a nadie, nadie es dueño de nadie, nadie tiene derecho a manipular a su antojo y propio beneficio la pureza de un alma libre, porque todos somos libres y nos encadenamos a los demás con afectos y contratos amorosos que no hacen otra cosa que corromper la virginidad del corazón.
Si te quiero es sin tratos que dudo se cumplan por utópicos y pueriles; si te quiero es ahora y en este momento, y el abrazo que me des y que recibas de mí será el más eterno y trascendental del mundo, será único en su género e irrepetible, y mañana, pues mañana nos daremos otro diferente si queremos, porque tal vez entonces sea día de penetrar aún mas nuestros cuerpos, o tal vez de pasear por el parque o de enfrentar nuestras palabras ante un par de cafés. Sea lo que sea será porque queremos sin traumas ni treguas, será porque tiene que ser.

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